lunes, 13 de octubre de 2014

La crisis de ‘ébola', podría estarse controlando



Han retirado de los primeros planos a la ministra Mato y al impresentable Consejero de Sanidad, el equivalente a ministro sanitario de la Comunidad de Madrid. Rajoy ha visto o le han hecho ver la magnitud de la crisis abierta, que los anteriores parecían negados a vislumbrar, a pesar de las presiones internacionales y nacionales, y por tanto era urgente la necesidad de sustituir y apartar a los inútiles e irresponsables. No otra cosa ha ocurrido con la formación del consejo/comité/órgano de coordinación, control y comunicación dirigido por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

Sanitariamente la situación parece mejor enfocada:
1)    Ha costado entender que fue un error mayúsculo desmantelar el Carlos III, que era la institución que en principio existía en Madrid con mayores posibilidades de ser utilizada para enfermedades de este tipo. La comisión europea que ha visitado Madrid lo afirma en una de sus conclusiones, hoy no está adecuadamente preparado para hacer frente a una crisis de este tipo.

2)    La necesaria y adecuada información sanitaria parece empieza a circular, tratando de remediar las barbaridades cometidas por los responsables anteriores: Información adecuada a Teresa en contacto con el ébola, después de la muerte de los sacerdotes, pobre y chapucero seguimiento de los sanitarios que permitieron e indicaron a Teresa que siguiera haciendo vida normal, a pesar de sus llamadas telefónicas y prevenciones manifestadas, hasta derivarla al ambulatorio, médico de cabecera y posterior hospital de zona. ¿No hubiera sido lógico, simplemente de sentido común haberla requerido en el Carlos III y desde allí hacer el seguimiento?

3)    El sentido común estuvo ausente desde el principio porque en los despachos de la ministra Mato y el Consejero de Sanidad había demasiada chulería, se minimizaron los riesgos, se pensó que aquello era una simple incidencia que la Virgen ayudaría a resolver. No tenían ni idea, y en su incompetencia tampoco consultaron con los especialistas, total para qué, sí aquello era inofensivo, pero para ellos.

4)    Sin información y sin decisiones de ningún tipo a la ambulancia que traslada a Teresa de su casa al Hospital de Alcorcón, vehículo que sigue transportando después varios enfermos, hasta que al cabo de varias horas alguien toma una decisión. ¿En dónde estaban los responsables?

5)    Hospital de Alcorcón, urgencias, sin información y sin medios adecuados para atender un caso de este calibre al médico que durante horas atendió a Teresa en una clara manifestación de los síntomas de ébola, que mostró una nula capacidad de tomar decisiones urgentes por parte de la ministra y el consejero que dejaron durante horas a Teresa en Alcorcón, sin la necesaria urgencia de traslado al Carlos III; sin información durante días sobre la limpieza de urgencias.

6)    Sin información a los vecinos en las viviendas de San José de Valderas, colindantes con la de Teresa, sin dotaciones de limpieza inmediata. Nadie sabía nada, ningún responsable sanitario que se precie debe permitir que circulen los rumores y el miedo libremente, y sin información veraz y sin tomar decisiones inmediatas las dudas y el miedo encuentran terreno libre para correr.

7)    Parece que ahora empiezan a circular rápidamente informaciones con credibilidad, se atiende a las personas que tuvieron contactos con posibles enfermos de una manera cercana, lo cual permitirá abordar los problemas que surjan a tiempo de evitar males mayores y se revisan actuación es y protocolos.

     Vean la carta siguiente publicada en Huffingtonpost España

Carta de un médico español experto en ébola desde Sierra Leona. Jota Echevarría.Freetown (Sierra Leona) 7 de octubre de 2014.

Soy un médico español en Sierra Leona trabajando con una ONG en el tema del ébola que, como ya saben, está azotando a una parte de África desde hace más de 6 meses, y que ahora, desgraciadamente, ha llegado a España. Se trata del primer caso de contagio directo de ébola fuera de un país africano en la historia de la enfermedad.

Estamos poniendo en marcha en Bo, que es la segunda ciudad del país, un centro de aislamiento y tratamiento de pacientes de ébola, casos sospechosos y confirmados, que son acogidos en el centro en cuanto aparecen los primeros síntomas, generalmente fiebre, que es cuando la enfermedad empieza a ser potencialmente contagiosa. A los pacientes se les hace el correspondiente test y los cuidamos hasta que tenemos el resultado del laboratorio. Si es negativo, el paciente se va a casa, pero un equipo sanitario les visita a diario y hace un seguimiento del paciente y sus más allegados durante 3 semanas. En caso de que el resultado del laboratorio sea positivo, se inicia el cuidado intensivo y tratamiento del paciente.

Así funciona esto en un país donde hay, hasta el momento, más de 2.400 casos positivos y casi 700 muertes, según informes del Ministerio de Salud. Aunque probablemente sean más, porque las comunicaciones no funcionan muy bien y es posible que haya muchos casos que se pierden. Ya es sabido, gracias a la gran difusión mediática de este problema, que cada persona infectada puede infectar de 2 a 6 personas.

Señora ministra de Sanidad, con todos mis respetos, algo ha fallado. Y sinceramente, creo que las informaciones que se están dando en los medios de comunicación en España sobre el triste y lamentable caso de la colega infectada, sin dejar de ser ciertas, no son del todo exactas. Aquí, en el terreno, donde se vive el día a día de esta enfermedad, tenemos otra manera de ver las cosas, y seguramente otras respuestas muy diferentes a las que el Gobierno y algunos colegas están dando.

No es mi intención angustiar a nadie ni crear situaciones alarmistas, pero se está maquillando la verdad. O no se están diciendo las cosas claras. No quiero creer que sea a propósito, prefiero pensar que es por desconocimiento del tema, y por no saber muy bien de lo que se habla.

Usted debe tener conocimiento a estas alturas de que los equipos de protección personal, técnicamente llamados PPE (Personal Protection Equipment, aunque los llamaré trajes, para abreviar) que se usaron como protección no eran los adecuados para esta enfermedad. Como ya debe saber, la OMS tiene diferentes grados de protección según la enfermedad a la que se hace frente, y el ébola requiere el nivel más alto de protección por su gravedad, su alto riesgo de contagio y, sobre todo, por el poco conocimiento que los profesionales tenemos de la misma. El traje adecuado aísla completamente del entorno, no hay ni una micra de piel sin protección, sin cubrir, y algunos de los elementos son dobles, como es el caso de los guantes.

Los compañeros que entran regularmente a una zona de riesgo, zona de aislamiento o que puedan estar en algún momento en contacto con pacientes sospechosos o confirmados, además de llevar el traje, reciben un entrenamiento de 2 semanas en un centro adecuado y por profesionales cualificados. En nuestro caso, aquí en Sierra Leona, es Médicos Sin Fronteras quien nos da el entrenamiento, probablemente los profesionales con más y mejor experiencia, los que mejor saben tratar y gestionar el ébola.

Las medidas de protección son muchas más que el traje de protección, y se llevan a efecto constantemente (espray con agua clorada, recipientes para lavado de manos con agua clorada en cada esquina, desinfección con este mismo tipo de agua para suelas de zapatos, etc.). Solo para darle una idea: la colocación correcta del traje (PPE) lleva unos 10 minutos, y la retirada del mismo es un proceso de unos 20 a 25 minutos donde se siguen estrictamente unos pasos ordenados y bajo la supervisión de dos personas: una, continuamente desinfectando con espray; y otra, recordando los pasos que hay que seguir. Incluso los más expertos en el tema, los que entran a diario en las zonas de riesgo varias veces -porque no se puede estar con un traje de este tipo más de una hora por peligro de deshidratación-, incluso los más habituados al largo y tedioso proceso de poner y quitar el equipo de protección personal, se olvidan a veces de algún paso o se equivocan en el orden de los procesos y protocolos, y eso puede llevar al contagio.

Para muestra un dato: más del 90% de los trabajadores de salud infectados (que son muchísimos), se infectaron por no seguir los protocolos adecuados o por no llevar el traje adecuado, todos por fallo humano. El otro 10% se contagiaron fuera del entorno de trabajo, por algún familiar, relaciones sexuales, etc.

En fin, no quiero aburrirles más, pero es todo muy complejo y no es de extrañar que lamentablemente haya habido un contagio. Ojalá que se quede solo en eso y se aprenda de los errores (si los hubo) y, por encima de todo, que todo vaya bien para la colega infectada.

Atentamente. Dr. Jose Maria Echevarría

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