miércoles, 14 de mayo de 2014

El agotamiento de socialistas y comunistas

El PSOE muestra uno de sus males, el agotamiento de su gente está pidiendo a gritos una gran renovación, -también los comunistas de IU- el agotamiento del modelo de partido es visible desde los cambios producidos en la mitad de los noventa que le han traído hasta aquí con sus militantes instalados en éxitos del pasado, y desconectados de la sociedad. Ejemplos y claves concretas desarrollé en el libro El agotamiento del PSOE. Interesa resaltar el problema global de las izquierdas y su incapacidad de frenar a la derechona, y elaborar un proyecto de futuro. 

Socialistas, comunistas, verdes,… partidos y organizaciones tradicionales han mostrado su incapacidad para aglutinar una resistencia, un proyecto común para millones de españoles; de seguir como hasta ahora, las rupturas y desafección con opciones progresistas aumentan, no solo socialistas, porque los resultados en la solución de problemas no acompañan por lo que cada día aparecerán nuevos intentos, rupturas y dispersión. Las transformaciones necesitan lucha en la calle pero también en el Parlamento, presión y cambio legislativo; el poder político es necesario para construir sociedad y eso significa millones de votos concentrados.

Ahora los socialistas son incapaces de volver a actuar como aglutinadores sociales con capacidad de gobierno, y el sueño de IU de convertirse en nuevo aglutinador, le lleva a construir una nueva opción socialdemócrata que no parece posible consolidar, si los socialistas despiertan, -no hay lugar para dos opciones similares- su ascenso en votos tampoco será fácil de mantener, cuanto mas necesite como opción de gobierno, mas centrado tendrá que ser su mensaje simultaneando bases comunes con los socialistas y además muchos votos los perderá por su izquierda. Que recalen decenas de miles de votos desafectos en una u otra opción, no será suficiente para conquistar mayorías de gobierno. Las minorías son necesarias, importantes y útiles, pueden empujar y mantener despiertas a las mayorías, pero, muchas minorías sin una mayoría consolidada serán poco eficientes, obteniendo pobres resultados para amplias mayorías de población.

Cualquier partido aglutinador progresista necesita al menos una decena de millones de votos, que hoy se les niegan y no obtendrán sin una gran renovación de militancia y funcionamiento, que incluya los grupos de gente nacidos con la desafección partidaria por no cumplir sus expectativas, por sentirse engañados, por sus mil errores, por su hartazgo con la crisis, la corrupción, el compadreo, por los enormes cambios producidos en las bases sociales etc. etc. es el turno de hablar de grupos situados más allá de los tradicionales que quieren participar en política, ser protagonistas de su destino y no les dejan… Las estructuras partidarias que antes se adapten a la nueva situación incorporando savia nueva, serán las que antes puedan considerarse grandes aglutinadores de las bases sociales de la resistencia progresista.

El asunto va por varios caminos:

1  1)   Existen miles de activistas fuera de partidos y sindicatos, se mueven y funcionan con distintos niveles de compromiso y organización. Están vivos, insertos en barrios o colectivos, y trabajan socialmente en distintos entornos, con diferente ideología, distintas pautas y objetivos y a pesar de las dificultades y carencia de medios demuestran con su existencia que una parte de la sociedad está viva y los partidos no tanto.

       2) Esos grupos y activistas, son necesarios, en el pasado, 40 años atrás, muchos  individuos similares a los citados, que eran llamados antisistema, configuraron la sociedad española en que hemos vivido, contribuyeron a crear y mantener el sistema democrático estos 35 años. Hasta que se agotó sin adaptarse a las nuevas realidades, en las que otros deben retomar la tarea, pero casi con seguridad habría que aceptar que muchos de los creadores de la sociedad que viviremos saldrán de estos movimientos de indignados y mareas ciudadanas, unidos necesariamente a los antiguos que acepten compartir.

    3)   Es necesario unirse en grupos de muy superior tamaño para poder influir con mayor capacidad, formando coaliciones o agrupaciones, que lógicamente perderán pureza ideológica a costa de lograr mayor influencia política. Grupos, partidos, y activistas convivirán y para ganar efectividad tendrán que reducir su número agrupándose en unidades mayores, partidos y coaliciones con diferente funcionamiento democrático a los actuales, que necesariamente tendrán que adaptarse para sobrevivir.

    4)   En el sistema parlamentario español, se necesita una decena de millones de votos para tener suficiente peso parlamentario que pueda influir en leyes de aplicación global. Sin incorporar electorado centrista y políticas progresistas, aproximarse a esa cifra es dificilísimo, e impensable pensando en apoyarse solo en las llamadas políticas de clase sugeridas por algunos extrema-izquierdosos, además de inadecuado.

5)   Construir una sociedad necesita, además de miles de activistas y millones de ciudadanos activos y críticos, y múltiples entidades civiles, ONG’s, etc. necesita un gran partido o coalición que nuclee y sea capaz de sumar un mínimo común de tanta disparidad y dispersión, al estilo de lo que fue el PSOE de los 70 y 80 –y que ahora no lo es-. Dicho partido será imposible sin aglutinar a medio plazo muchos de los nuevos líderes y activistas sociales, algo que no se percibe sencillo para estas próximas elecciones. Aunque debería intentarse para las siguientes siendo aparentemente más fácil que en el pasado, dada la mayor consideración del carácter democrático de todas las mareas, blanca, verde… en comparación con aquellos rojos que en el pasado buscaban la revolución.

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