viernes, 2 de agosto de 2013

Alcorcón contra las pintadas, en guerra sucia

Balance de media legislatura. 3

Un apartado especial de la limpieza es la guerra declarada por el Ayuntamiento contra lo que llaman vandalismo de la pintura. Merece un comentario aparte respecto a la limpieza porque demuestra el talante y la forma de ser y de abordar problemas de este equipo de gobierno del PP. Al tiempo de mostrar su ineficacia en la resolución de problemas, como cualquiera pueda comprobar por los pobres resultados obtenidos tras los esfuerzos realizados.

Han destacado equipos de pintores a pintar paredes, borrando grafitis, pintadas, -equipos que también movilizaba el anterior equipo municipal sin darse ningún pote, según atestiguan fotos publicadas en este blog de esos pintores, en la seria de trabajadores en mi barrio.- Las paredes quedan listas nuevamente, para ser emborronadas, van uno tras otro. El resultado de borrar miles de pintadas, es que el pueblo sigue teniendo las mismas de siempre, o dicho de otra forma, han fracasado y sin posibilidad de vencer con sus métodos.

El tema de los grafitis, tiene varias perspectivas para ser enfocado. Es normal que algunos vecinos solo vean el aspecto suciedad provocado por unos chavales, y que hay que limpiarlo como sea, lógico. Lógico en unos vecinos, pero no tan lógico en políticos municipales y personas dedicadas a trabajar y estudiar la sociedad. Los signos en paredes, tienen aspectos, de respuesta política, de expresión de ideas concretas o genéricas, de intervención social entre comunidades, de identidad de quienes los realizan para demostrar que existen y actúan en ese territorio, y algunos tienen aspectos artísticos.

A uno le podrán gustar más o menos, a mi particularmente no me gustan los burragatos, que solo pretenden marcar, en zonas infantiles, ni en locales públicos, etc. cuando se trata de mensajes y símbolos políticos recomendaría entrar en la red para ganar efectividad, ya que hoy cualquier persona puede expresar lo que quiera y darlo a conocer sin limitaciones. Pero entiendo otro aspecto del asunto como es la importancia que tiene transgredir la norma en cuánto impulsora de este comportamiento. No me gusta la suciedad pero soy un admirador del arteen la calle –no lo duden hay arte en muchas ocasiones- y algunos de sus buenos representantes que en muchas ocasiones mejoran gratuitamente espacios urbanos y ponen gotas de humor e ironía en zonas deprimidas.

Como en todo problema, debemos ampliar los puntos de vista. No me gusta la suciedad de pintarrajos en las calles, y espacios públicos, pero tampoco acepto miles de impactos publicitarios, como bonitos y denigrar otros como sucios, no puedo aceptar la mensajería inmensa que asalta las ciudades y criticar sin freno otros mensajes, las ciudades son espacios de representación simbólica gigantescos, en cada rincón, en cada esquina, en cada comercio, en cada transporte. No acepto trato desigual, y aquí se da, entre los que ensucian públicamente aceptados, con colores, anagramas, anuncios, avisos, letreros, marcas… y ruidos, con fachadas desconchadas, muros lamentables, postes sucios, esquinas, ruinas, puentes, túneles… y un sin fin de componentes urbanos plagados de carteles, anuncios, suciedad, desconchones que dañan la vista y la convivencia y no son perseguidos con la misma saña. 

No me gustan las pintadas con plantillas de muchas fachadas de iglesias recordando a los caídos por Franco, o muchas placas conmemorativas de calles y edificios, que siguen existiendo sin que las autoridades se sientan aludidas a quitarlas. Las calles están plagadas de símbolos agresivos, políticos, religiosos, ideológicos… allá donde mire, en cualquier lugar que me encuentre, estoy rodeado de símbolos, muchos de los cuales son horrendos y ofensivos para otra mucha gente, símbolos que las autoridades municipales y otras personas aceptan y respetan, así que, ¿por qué ensañarse solo con los chavales?, porque creen que son débiles y no se atreven con los fuertes y creen que les dará votos.

De ninguna manera se puede defender la opción puesta en marcha por el equipo del Alcalde Sr. Pérez, movilizando a la policía y el chivateo vecinal como recurso de limpieza, de guerra sucia contra las pintadas. Durante un tiempo he visto carteles municipales con teléfonos policiales en diversos lugares, en los que el Ayuntamiento pedía a los vecinos llamar a la policía cuando vieran a un jovencito pintando.

Esto es una barbaridad. Además de un error. Pero es que además es utilizar a la policía para algo distinto a sus funciones que es preservar la seguridad vecinal. Esto es una metedura de pata inmensa que dice muy poco a favor de quienes la impulsan que buscan con esta medida mostrar su mano dura con los débiles, congraciarse con sus voceros y palmeros, pero que demuestra una carencia de ideas monumental en cuanto a afrontar problemas, muestra una desmedida atención a la represión, al ordeno y mando como manera de resolución de conflictos y un machismo larvado ‘al ponerlos encima de la mesa y ver quien los tiene más grandes’.

Destinar la policía a intentar resolver el problema de las pintadas es matar moscas a cañonazos, supone derrochar recursos, una ineficiencia tremenda en el uso del dinero público, es DILAPIDAR RECURSOS COLECTIVOS como los policiales, con fines partidistas, que en vez de destinarse a la seguridad vecinal, antirrobos domiciliarios, antiatracos callejeros, contra la violencia… me resisto a poner la lista de tareas policiales mejor que la de destinarlos a perseguir niños que manchan paredes. Seguro que a un viejito le dicen que la poli perseguirá al niño que pintó aquello y se pondrá tan contento, pero deberían contarle a continuación que la misma policía mientras se entretenía con los niños ha dejado de vigilar el parque donde pasean los jubilados, o su casa, y además no ha podido investigar la corrupción, que afectará a su pensión y sanidad al ingresar menos dinero el estado como consecuencia de la evasión fiscal. Porque los recursos son escasos, la chulería no es un valor.

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