martes, 3 de mayo de 2011

Acoso escolar en el colegio Amor de Dios

Leo un titular de noticia en ‘Al cabo de la calle’ del 27 de abril, página 8, que dice ‘’El profesorado del colegio condenado por acoso escolar niega que lo hubiera’’. Y a continuación se hacen eco de las disculpas del colegio. Comprendo que es un tema complejo, como lo son todos los problemas de agresión a los débiles en la sociedad actual, pero la cosa gana claridad si nos centramos y leemos a las víctimas.

Como saben ustedes he publicado una historia de una familia que cuenta su experiencia de acoso escolar en dicho colegio, experiencia que ha motivado una denuncia y posterior sentencia judicial de condena del colegio. Posteriormente se ha manifestado otro caso que también he publicado. Y nuevamente publico otro del mismo colegio que cuenta su peripecia.

Con lo difícil que es hablar de estas cuestiones y que salgan a la luz pública, que en tan poco tiempo aparezcan estas experiencias me parece que deja en mal lugar cualquier nota del colegio Amor de Dios, que no empiece por lamentar profundamente los sufrimientos causados a los niños víctimas.

Contra el acoso escolar. ANA GILA - Madrid - 21/04/2011

Mi experiencia en el colegio Amor de Dios de Alcorcón se resumiría en "indiferencia". Estudié allí 14 años y sufrí acoso escolar. Tras muchos años de silencio por mi parte, los profesores y la directora del centro fueron debidamente informados de lo que sucedía, y quiero dejar claro que jamás se puso una medida efectiva más allá de una charla pobre que amenazaba con un posible castigo que nunca se produjo. No solo eso; alguna vez un profesor me quiso obligar a recoger las bolas que me habían escupido, pues estaban a mi alrededor.

En los test en los que preguntaban quién caía peor de clase, yo era la ganadora de todas las quinielas, culpable ante el colegio por ser una "inadaptada", haciendo oídos sordos a lo que ya sabían. Piensen si permitir que un niño cuente las horas que le quedan el domingo para ir al paredón de su centro el lunes lo permitiría su Dios y su Jerónimo Usera, dejándole secuelas como las que me dejaron a mí por sus negligencias.

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