martes, 27 de octubre de 2009

Alcorcón. Los protestones. Separar la paja del grano. 1

Algunos jóvenes que critican todo, pensarán que las cosas que vemos alrededor vienen del cielo y que tenerlas es lo normal. Pues no, señores, en la mayoría de los 200 países del planeta, no son habituales, solo lo son en dos decenas de ellos. Y desde luego no lo eran en la España de los 70.

En lo conseguido no debemos olvidar el apoyo que nos dieron las ayudas europeas, que tampoco cayeron del guindo, hubo que pelear mucho por ellas, (Los protestones de entonces, llamaban pedigüeño a Felipe González por la negociación). La magnitud de la ayuda europea a España ha sido superior al plan Marshall de EEUU en toda Europa después de la IIª Guerra Mundial.

Estas cosas que nos rodean, empezaron a construirse en los ochenta y noventa y hoy son normales, después de muchísimo esfuerzo, enfrentamientos con la policía, manifestaciones, trabajo diario en movimientos ciudadanos, luchas políticas, debates interminables, mucho, mucho trabajo profesional y voluntario, y mucho paro y crisis, porque esto de las crisis no es nuevo.

Recordamos para adultos y jóvenes que las crisis económicas ya se citan en textos antiguos, siempre existieron épocas de bonanza y de escasez. Muchos textos económicos de los últimos 150 años hablan profusamente de las crisis cíclicas de la economía y muestran que nunca fue posible crecer indefinidamente, cada pocos años se produce un frenazo y consolidación, e incluso marcha atrás como muestran decenas de países. Y ello gobierne quien gobierne, en el pasado, en el presente y en el futuro.

En EEUU ya han quebrado 100 bancos. La crisis es grave, la mayor del mundo desde hace 70 años, pero aquí tenemos la costumbre de dar leña al mono, el gobernante de turno, responsabilizándole de todo cuanto nos rodea sin mirar la responsabilidad de otros, mezclando el pueblo con España y enmarañando todos los problemas.

Nos olvidamos, por ejemplo, que los créditos masivos a la construcción fueron concedidos por los banqueros alimentando la burbuja, cientos de especuladores inflaron precios de pisos, miles de viviendas se construyeron en sitios donde no hacían falta, etc. Y muchas empresas, y no el Gobierno, despiden cientos de miles de trabajadores. A pesar de todo tenemos ventajas respecto al pasado, nuestra protección social, (sanidad, educación, salario social), nada parecido con las miserias de los 40, 50, 60.

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