Autónomos y trabajadores varios

Autónomos y trabajadores varios. Alguna de las personas fotografiadas, me dicen que los autónomos son imprescindibles en los barrios. Coincido con ellos, creo que los comerciantes y todo tipo de trabajadores crean barrio, hacen ciudad, aunque hoy los gobernantes de la Comunidad de Madrid defienden mucho más los grandes centros comerciales que el pequeño comercio.

La Región de Madrid tiene el mayor número de centros comerciales de todas las regiones europeas, han crecido en los últimos años como setas en otoño. Una barbaridad de nuevo rico, que atenta contra la forma de vida que teníamos en las ciudades europeas. Los nuevos barrios de Madrid no tienen comercios, faltan locales para bares, prensa, tiendas, etc. las calles tienen paredes detrás de las que se encuentran zonas de juegos. El que quiere comprar algo tiene que ir al centro comercial.

Los Mall, o centros comerciales, tienen sentido en Estados Unidos, en zonas donde las enormes distancias de unos grupos humanos a otros, hace conveniente poner un punto de encuentro donde se ubican todas las posibles necesidades, porque no puede haber una tienda cerca de cada casa. Pero aquí sucede lo contrario, tenemos las tiendas cerca de las casas, las sociedades concentradas en ciudades, y entonces se construyen centros comerciales, enorme competencia muchas veces desleal, comercios gigantes, alejados de las ciudades, que obligan a tomar el coche porque andando es imposible ir para poder comprar cosas que necesitamos diariamente.

Que gasto más tonto de energía, como si nos sobrara, que forma más errónea de crear barrios o ciudades si las personas no pueden ir paseando al cine, a comprar o al colegio. Que caro resulta mantener un barrio o ciudad si las casas se dispersan. Si se construyen adosados, las instalaciones de luz, agua, alcantarillado, seguridad, etc. Serán mucho más caras que en ciudades tradicionales.

Este derroche de recursos en muchos pueblos de España está planificado por los cuatro aprovechados de turno. Penoso que mucho del urbanismo en este país esté en manos de garrulos y mangantes, y no precisamente en manos del Gobierno, al que luego eso sí, todo el mundo pone verde.